CONMOCIÓN EN LA BOCA: EL ASESINO DEL MILITANTE POPULAR MARTÍN «OSO» CISNEROS ESTA SUELTO Y VIVIENDO EN LA BOCA

EL ASESINO QUE VOLVIÓ AL LUGAR DEL CRIMEN, Por Daniel Otero

La República Argentina tiene una superficie de dos millones ochocientos mil kilómetros cuadrados. El déficit de vivienda en La Boca es de los más altos del país, en 2006 fue declarada en Emergencia Urbanística. Sin embargo, Juan Carlos Duarte, alias Colchón, encontró casa en el barrio donde los vecinos lo conocen y no lo quieren.

Fue condenado a dieciocho años de cárcel por el asesinato en 2004 de Martín “Oso” Cisneros, militante social de la organización Los Pibes. El hecho conmocionó el país, derivó en cambios en el gabinete nacional. Dicho brutalmente: del mismo modo que Maximiliano Kosteki y Darío Santillán son una referencia de las luchas sociales del Conurbano bonarense, el Oso Cisneros lo es en La Boca.

Cumplió dos tercios de condena y recuperó la libertad. Es su derecho. Para los vecinos es una provocación que haya elegido un domicilio a doscientos metros de donde el Oso fue asesinado, a cien de donde la organización autoconstruyó un edificio para treinta y tres familias y a cincuenta donde implementa un mercado popular. Sólo un ingenuo podría suponer que se trata de una casualidad.

En el asesinato del Oso apareció involucrada la Policía Federal y no precisamente del lado del esclarecimiento. El vínculo entre Duarte y los responsables de la Comisaría 24° de la época era y es conocido por todos los vecinos. Con una Causa por violación de menor podía pasearse libremente por el barrio. Cambio de favores. Menudeos varios. Opciones sobran, pero son las de siempre: connivencia.

“Vino a generar un hecho de violencia”. Los vecinos no dudan. En el barrio ya circulan volantes y carteles explícitos: “Asesino suelto en La Boca. Cuidá a tus hijos. Fuera del barrio”.

En lo que va del año en La Boca no sólo aumentaron los precios. Lo hicieron también los casos de gatillo fácil, los incendios de conventillos y las agresiones a militantes sociales. El hecho más reciente, en mayo pasado, fue la irrupción de una patota vinculada al gobierno de la Ciudad y al Club Boca Junior en una disputa con los vecinos por el destino de las tierras de Casa Amarilla.

“Pobrecito México querido, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, dice el saber popular. La Boca está lejos de Dios y cerca de Puerto Madero. El negocio es extenderlo y los vecinos una molestia.

El plan de gobierno es simple: la torta nuestra. Los conventillos también.

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