MEDICINA ANCESTRAL EN LA INTERCULTURALIDAD

 “… Bailar es rezar, rezar es curar,

sanar es dar, dar es vivir,

vivir, es bailar…”

Proverbio ancestral

 

[OPINOA – UNDAV – FM Riachuelo*, 25/9/2020] El territorio argentino desde la Patagonia austral hasta el norte está habitado por diversos pueblos, lo que señala una interculturalidad que obliga a pensar muy ampliamente no sólo el acceso a la salud sino el respeto a las diferentes cosmovisiones que nos habitan. Problema que se suma a las evidentes desigualdades estructurales que se presentan en la sociedad.

Aún en el siglo XXI siguen existiendo grandes desigualdades estructurales como el acceso a la salud, el acceso al agua. Este un problema que afecta a toda la sociedad. Dentro de ella se encuentran los Pueblos originarios, que se ven perjudicados por la carencia de efectividad de programas estatales diseñados por el Estado, que aún no logra subsanar las barreras culturales para garantizar los derechos necesarios para vivir una vida digna.

La concepción de los pueblos originarios respecto a la salud está atravesada por una cosmovisión integral del mundo, es decir no se trata solo del bienestar físico, psicológico y social, sino que además de entender que la integridad espiritual es fundamental para una salud equitativa tanto individual como colectiva.

La medicina ancestral se define como la variedad de tratamientos y prácticas autóctonas de los pueblos originarios. Se basa en los saberes transmitidos de generación en generación, si bien una parte trabaja con remedios naturales que ofrece la Madre Tierra, y que consiste en las diferentes formas de preparación y extracción de aceites y brebajes medicinales, existe un importante ejercicio en el campo espiritual, en donde los sanadores no solo se conectan con los pacientes, sino que también lo hacen con las plantas y animales utilizados como remedios en curaciones.

Fidel Feliciano Bauti pertenece a la comunidad indígena La Bendición del Pueblo Nación Guaraní en la localidad de Salvador Mazza, de la provincia de Salta, y es sanador espiritual.

“Nuestras abuelas nos transmitieron conocimientos y secretos espirituales que fueron pasando de generación en generación. Nosotros trabajamos con estos métodos desde el intercambio junto con la medicina occidental, podemos ayudar y salvar vidas. Utilizamos yuyos, raíces de plantas y grasas animales. Incluso acá, en el monte usamos el barro para aliviar las picaduras de insectos” comentó.

Desde hace algunos años distintas iniciativas de la medicina académica y la medicina ancestral, a través del buen diálogo, formaciones profesionales y programas de asistencia, intentan enfocarse en la interculturalidad de la salud, es decir en el intercambio y comunicación de saberes, y conocimientos adquiridos para interactuar con la diversidad cultural de los territorios y los pueblos originarios.

El Dr. Luis Martínez es médico cirujano recibido en la Universidad de Córdoba, y pilar fundamental en este proceso de interculturalidad que se viene gestando en los territorios del país. Además, fue coordinador general de salud del tren Sanitario de Desarrollo Social y Sanitario, generado por los Ministerios de Desarrollo Social y Salud de la Presidencia de la Nación en 2003 y 2004. Ejerció el cargo de Ministro de Salud del 2009 a 2017 en la provincia de Santiago del Estero. A lo largo su carrera se enfocó en la salud intercultural y es uno de los impulsores del Programa Médicos Comunitarios que forma a los Agentes Sanitarios Indígenas. Él relata:

“…A partir del trabajo del Tren Sanitario en Tucumán y Santiago del Estero me fui acercando a la cosmovisión de los pueblos originarios. Luego de un posgrado en salud social y comunitaria pudimos trabajar en la primera atención, en donde por lo general no hay mucha formación en cuanto a la tecnología y al trabajo en equipo. Desarrollamos un sub programa para pueblos originarios. Se conformaron 17 equipos distribuidos en 11 provincias para el abordaje integral de todos los problemas sanitarios de los territorios, esta fue una herramienta muy valiosa” reconoció, y agregó: “Como coordinador del Centro de Referencia en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación pude empaparme de toda la realidad sanitaria de la provincia y de los pueblos, y realizar trabajos territoriales. Comenzamos un trabajo con el Consejo de Participación Indígena, les facilitamos un espacio dentro del Centro de Referencia y se constituyó un lugar para los pueblos originarios, en ese momento el pueblo Tonokoté me ofreció el honor de adoptarme como hijo del pueblo, lo acepté como algo muy importante en mi vida. Me llaman Wayrarima que significa “viento que habla”, con el tiempo pude entender mejor el significado de ese nombre por el rol que me tocó para promocionar los derechos de los pueblos indígenas…”

Esta articulación nace desde la construcción del trabajo en conjunto de distintos actores en el ámbito de la salud: Sanadores Ancestrales, Agentes Sanitarios Indígenas y médicos de la salud tradicional, con el único objetivo de desarrollar un eficaz buen vivir y condiciones de salud dignas para los integrantes de los pueblos originarios, como así también para todos los habitantes del territorio argentino.

Daniel Xury Zaragoza es integrante de la comunidad Asingasta que pertenece al pueblo indígena Tonokoté. Forma parte de OPINOA – Organizaciones de Pueblos Indígenas del NOA- y es sanador y guía espiritual de su pueblo. Trabaja en conjunto con la medicina occidental en los hospitales de Brea Pozo, Villa Salabina y el Centro Integrador Comunitario de Herrera en la provincia de Santiago del Estero y recorre 100 km para atender a 200 personas por día. Afirma:

“Cuando trabajamos con las plantas nos conectamos espiritualmente con ellas para pedirle autorización y poder extraer el tallo, la raíz o las hojas sin dañarlas y respetando el medio ambiente natural, pero además la base principal en la medicina natural está más allá del remedio, muchas enfermedades que afectan a la salud física son generadas a partir de distintos estados emocionales. Para llegar a cualquier tipo de curación debe existir una trinidad equilibrada entre el cuerpo, la mente y el espíritu” explicó.

El sistema médico puede encontrarse con alguna tensión entendiendo que tanto la salud como la enfermedad se pueden observar desde otra perspectiva si hablamos de diversidad cultural como la de los pueblos originarios quienes tienen otra mirada sobre la medicina, y es la ancestral. En este sentido es importante mencionar que los sanadores trabajan de manera conjunta con Agentes Sanitarios Indígenas, capacitados por médicos comunitarios.

Su rol principal es promocionar la salud y prevenir las enfermedades en los territorios. Muchas veces son las únicas personas con las que cuenta la comunidad para asistir a toda su población. Beatriz Ramírez pertenece al Pueblo Nación Tonokoté, y forma parte de los Agentes Sanitarios Indígenas desde 2009.

“En mi comunidad soy único personal de Agente Sanitario. No tenemos médicos ni enfermeras. Nosotros somos todo. Se nos presentan muchas cosas que debemos resolver en esta situación. En mi comunidad somos 158 habitantes. Los médicos comunitarios venían una vez por mes, pero ahora con la pandemia no están viniendo y una se las arregla como puede”

Beatriz junto con la Tinkina Solita Pereyra y otros integrantes de las comunidades crearon un puesto sanitario “hecho a pulmón”, que a través de la venta de rifas lograron equiparlo con una heladera, camillas e insumos básicos para asistir a los pacientes no solo de su comunidad, sino también a personas de otras comunidades que se acercan porque no cuentan con asistencia médica. Esta posta está ubicada en la Blanca, Departamento de San Martín, en la provincia de Santiago del Estero.

En importante reconocer la coexistencia de dos sistemas de salud en un mismo territorio y seguir trabajando de manera articulada con el estado y con todos los pueblos y comunidades existentes, quienes también comparten la misma cosmovisión ancestral respecto de la salud y el buen vivir. Como lo hace OPINOA -Organizaciones de los Pueblos Indígenas del NOA-, para poder subsanar las desigualdades existentes y sortear las barreras culturales que se presentan. Tal vez, en este reconocimiento de pluralidades entre la medicina indígena y la occidental, en los hospitales como en los centros de atención médica de las comunidades originarias, se pueda comenzar a establecer un legítimo derecho de acceso a la salud desde la interculturalidad sanitaria.

Cabe mencionar que OPINOA es una red de organizaciones conformadas por seis Pueblos-Nación. Las identidades que la conforman son: Ocloya, Guaraní, Tonokote, Tastil, Omaguca y Comechingón. Es por ello que esta temática seguirá ampliándose en otras crónicas con el aporte de todos estos Pueblos, para poder seguir contribuyendo a la difusión y construcción del derecho a la salud intercultural.

 

Podés escuchar los segmentos de salud intercultural acá:

https://radiocut.fm/audiocut/segmento-aire-plurinacional-medicina-ancestral-y-interculturalidad-parte-1/

https://radiocut.fm/audiocut/segmento-aire-plurinacional-medicina-ancestral-y-interculturalidad-parte-2/

 

* Esta nota forma parte de una serie de crónicas producto de la articulación entre OPINOA (Organizaciones de los Pueblos Indígenas del NorOeste Argentino), la UNDAV (Universidad Nacional de Avellaneda) como parte de la RIEDAI (Red Intercultural de Equipos de Acompañamiento Indígena), y la FM Riachuelo. Esta producción en unidad busca dar a conocer las realidades que se viven en los territorios ancestrales de primera fuente con las comunidades indígenas como protagonistas.

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