PRIMER PRESIDENTE SOCIALISTA ELECTO
“Yo no salgo vivo de aquí”, lanzó Salvador Allende cuando fue emboscado en el Palacio de la Moneda el 11 de Septiembre de 1973. Se cumplen 41 años del momento en el que sus gafas negras de pasta se partieron en el bombardeo que el palacio presidencial sufrió para acabar con Allende y quebrar el mandato democrático que el pueblo de Chile le había concedido tres años antes.
La caída de Allende estaba dictada desde que puso en cuestión el credo neoliberal de EEUU y occidente; la propiedad empresarial.
Allende antepuso el derecho de los pueblos a gestionar sus recursos frente al poder corporativo de las grandes empresas.
Muchas razones debe haber para dar una explicación cabal de lo sucedido, sin embargo es posible distinguir que cuando se afectan poderosos intereses económicos el poder democrático puede ser cuestionado. Al igual que en la región también se intentaban instalar mediante el terror otras políticas que favorezcan intereses ajenos a los pueblos a partir de la alianza del poder económico y militar.
Nacionalización del Cobre
Cuando en 1970 ganó las elecciones la Unidad Popular liderada por Salvador Allende, el control del cobre del país era de dos compañías extranjeras, la Anaconda Copper Mining y la Kennecott Copper. Ambas empresas con una inversión de 50 millones de dólares habían sacado del país más de 4.000 millones de dólares en medio siglo con una inversión mínima en el país.
La situación mísera y precaria de los mineros chilenos de las empresas trasnacionales que operaban en el Norte Chico, región minera de Chile, era muy favorecedora para las mineras que tenían un costo laboral ocho veces menor en Chile que en EEUU a pesar de que la productividad de ambos era similar.
Salvador Allende se propuso acabar con los abusos de estas empresas mineras trasnacionales y, a pesar de una campaña furibunda de la derecha del país auspiciada y financiada por EEUU para instaurar el miedo, la nacionalización del cobre fue una realidad el 11 de Julio de 1971 con la promulgación de la Ley 15.740. “El cobre se pone poncho y espuelas” dijo Salvador Allende.
La CIA y EEUU contra Salvador Allende
Richard Nixon y Henry Kissinger no podían permitir este ataque contra la propiedad empresarial. Los documentos desclasificados el 11 de Septiembre de 1998 mostraron que Richard Nixon y el premio nobel de la Paz, Henry Kissinger, montaron un proyecto de operaciones encubiertas desde el año 1970 para derrocar a Salvador Allende por cualquier medio.
Para ello llegaron incluso a reunirse con Agustín Edwards, director del diario El Mercurio, para instaurar una campaña de bajo perfil contra Salvador Allende. Viendo que el plan no funcionó como debía y tras la nacionalización del Cobre, el plan de EEUU para acabar con Salvador Allende fue más allá. Lo denominaron Proyecto FUBELT.
Un cable enviado el 15 de Octubre de 1970 por Thomas Karamessines, director adjunto de planificación de la CIA, al jefe de dicha organización en Santiago ordenaba que Salvador Allende debía ser derrocado mediante un golpe de Estado.
En agosto de 1973 un cable con una biografía del General Augusto Pinochet llegó a la base de operaciones de la CIA desde Chile. La operación de EEUU para derrocar a Salvador Allende finalizó con éxito el 11 de Septiembre de 1973, cuando los militares comandados por Augusto Pinochet dieron un golpe de estado que acabó con la democracia socialista de Salvador Allende Goosens.
Tras el golpe de estado y la instauración del régimen de Augusto Pinochet un informe remitido a la CIA por Patrick Ryan, oficial de inteligencia naval, relataba de manera positiva el curso del golpe de estado llegando a denominarlo “Nuestro día D”. No dejando ninguna duda de la implicación activa de EEUU en el golpe de estado que derrocó a Salvador Allende.
El pecado de Salvador Allende
Salvador Allende fue el primer marxista que consiguió el poder mediante unas elecciones democráticas, no precisó de la revolución para conseguir gobernar, y una vez gobernó quiso conseguir el poder mediante la revolución. Se enfrentó a empresas trasnacionales y corporaciones empresariales del bando capitalista en unos años en los que la guerra fría y el enfrentamiento entre bandos no tenía como prioridad el respeto a las reglas democráticas. Salvador Allende alcanzó el poder con las reglas que sólo un bando le interpuso, las aceptó y ganó. Pero no fue suficiente para que el arbitro que pone las reglas aceptara el resultado.
Allende fue derrocado por poner en cuestión el dogma capitalista, la propiedad empresarial es intocable. La expropiación y la nacionalización de los bienes de empresas e intereses de las grandes potencias no ha sido en el pasado ni es en el presente algo tolerado por los actores supranacionales
La Marea/Producción Riachuelo