Osvaldo Bayer se pregunta ¿Cómo olvidar que fueron dos estados, los reinos de España y Portugal, quienes conquistaron estas tierras a sangre y fuego? Produciendo un genocidio que los historiadores estiman que asciende a unas 60 millones de personas en los primeros dos siglos de historia colonial. 

El 25 de mayo no parece ser un día más en el calendario de la Historia porque ha dejado un reguero de hechos y personajes, en particular para Nuestra América. Las luchas por la libertad, por la independencia, por los derechos de los hombres y mujeres de este continente son las palabras claves para esta efeméride de carácter múltiple. La revuelta liderada por Juan Antonio Álvarez de Arenales ha sabido nutrirse de esas luchas previas y alcanzar el fuego revolucionario con la expulsión del presidente de la Real Audencia, el español Ramón García Pizarro, un 25 de mayo.

En 1809 la pólvora revolucionaria americana se enciende en Chuquisaca (ayer Alto Perú, hoy Bolivia) con el llamado “Primer Grito Libertario de América”. Hubo muchos gritos previos, en particular de los pueblos originarios como la rebelión de Tupac Amarú.
Un año después, 1810, el calor del fuego iniciado en Chuquisaca prendió en la cuenca del Río de la Plata, en el puerto de Santa María de los Buenos Ayres. Los revolucionarios, agrupados en el cabildo de esta ciudad, protagonizan lo que se llama la “Revolución de Mayo”. Algunos de estos integrantes levantan la bandera de la unidad americana y la independencia de cualquier dominio extranjero. Eso los llevó a protagonizar encarnizadamente la lucha contra los porteños que, aliado con la inminente potencia Inglaterra, buscaban reemplazar una metrópoli colonial por otra. Mariano Moreno, Manuel Belgrano, Juan José Castelli y tantos otros son las voces revolucionarias que aún resuenan llamándonos a alcanzar la segunda y definitiva independencia.

Como forma de consolidar la ola revolucionaria que se alcanzaba en Nuestra América se iniciaron diferentes batallas contra los llamados bárbaros instalados en estas tierras y con refuerzos enviados por la corona española. Cuatro años después de la Revolución de Mayo, el coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales (el mismo líder de la revuelta de Chuquisaca) derrotó a una fuerza peninsular tres veces mayor en La Florida, Alto Perú. Esta batalla sumada a tantas otras son las que luego culminarán con la gloriosa victoria de José Antonio Sucre en la batalla de Ayacucho.

Sin embargo la lucha continuó aún después de la expulsión del colonialismo español en Nuestra América, la misma lucha por la liberación de los pueblos. Con el advenimiento de las industrias surgieron grupos de proletarios explotados. Muchos de ellos eran inmigrantes europeos. Pero supieron saber que estaban en una tierra con una rica historia revolucionaria y rebelde. Es así que también en un 25 de mayo pero de 1857 los obreros gráficos fundaron la Sociedad Tipográfica Bonarense, la primera asociación de socorros mutuos de la Argentina. Estos obreros iniciaron una lucha por las 8 horas de trabajo, mejores condiciones laborales y salariales, y también por una sociedad más justa y equitativa.

El mayo rebelde aún sigue cabalgando en el calendario. Esta vez con tristeza y vergüenza para Latinoamérica. Tristeza por la muerte de la heroína de la independencia americana Juana Azurduy. Vergüenza por el estado de pobreza y abandono en que fallece esta mujer que dio su familia por la liberación de estas tierras. Juana Azurduy había sido protagonista junto a su esposo Manuel Ascencio Padilla en la revuelta de Chuquisaca de 1809. Luego combatieron en las tropas patrióticas, con Juana como líder guerrillera y mujer combatiente dejando un ejemplo de que el género no es impedimiento. Su figura ha sido reivindicada recientemente por el actual gobierno nacional al ascenderla post mortem a General del Ejército Argentino.

Este 25 de Mayo encuentra a los pueblos de la Patria Grande luchando hermanados contra otros poderes que también buscan dominarnos y quedarse con nuestros recursos y nuestros bienes para volver a sumergirnos en la dependencia. Nuestros pueblos unidos por la fuerza de la lucha compartida por una tierra libre y soberana se encaminan por la segunda y definitiva independencia americana.

Fuentes: Centro Cultural de la Cooperación, El Terrorismo de Estado en la Argentina, Producción Riachuelo