[FM Riachuelo, 11/11/2020] Desde lo doméstico hasta lo internacional, en las últimas semanas tuvieron lugar numerosos sucesos que cambiaron el escenario político, y que obligan a repensar la perspectiva para los movimientos populares en nuestro país: a nivel regional, se produjeron batallas en el campo popular que, a pesar de ser difíciles, dieron lugar a importantes conquistas; el pueblo boliviano recuperó la democracia y el pueblo chileno conquistó la posibilidad de reformar la constitución que data de la dictadura de Pinochet. En Estados Unidos, luego de diversas especulaciones y la resistencia de Trump a ceder el poder, finalmente habrá un cambio de gobierno. Por otro lado, a nivel nacional, en AMBA se pasó del Aislamiento Social al Distanciamiento Social, mientras que otras provincias continúan en condiciones preocupantes.
En este contexto complejo, desde FM Riachuelo decidimos entrevistar a Lito Borello, Secretario de Derechos Humanos de la UTEP, teniendo en cuenta que lxs trabajadorxs de la economía popular encarnan a uno de los sujetos más golpeados durante la pandemia, para realizar un balance acerca de todo lo logrado hasta el momento, los desafíos actuales y los que nos esperan a futuro. A continuación, compartimos la primera parte de la entrevista.
FM Riachuelo: Frente a la situación compleja en la que nos encontramos, ¿cómo ves que estamos los movimientos populares?
Lito Borello: Está claro que los movimientos siguen estando en la primera línea de combate social, y en la primera línea de combate de una compleja e inédita situación de crisis sanitaria, no solamente de una pobreza estructural. Esta pobreza además es generada por un modelo de dominación capitalista hegemónico, que permanentemente ha generado asimetrias cada vez mas grandes, ya a esta altura insoportables, y que la pandemia las acrecienta y profundiza, que deja blanco sobre negro que está claro que esta situacion la padecen mucho más los pobres. No es lo mismo un cuerpo que está bien alimentado, una persona que viene de haber tenido una alimentación correcta y balanceada, que el sujeto de nuestros trabajadores, de nuestros sectores en los barrios que ya vienen con una dificultad primaria que es que no vienen bien cuidados. Es mentira que es para todos igual, está claro que la pandemia la sufren mucho más los nuestros.
FMR: ¿Qué balance hacés del rol de las organizaciones desde que comenzó la pandemia? ¿Y del Estado?
LB: Lo primero es el rol de los movimientos en los territorios frente a la situación que generaba la pandemia. Es cierto que hubo políticas de estado, un propiciar condiciones para facilitar esta situación en los sectores más vulnerados. También es imposible tapar el sol con las manos de que hubo un universo de organizaciones comunitarias: ollas populares, merenderos y acciones de todo tipo, que supera cualquier lógica, de sumar a los que estaban organizados. Hay un patriotismo expresado en la solidaridad y en la memoria histórica de nuestro pueblo, en ese amor de nuestra gente de ayudar al que la está pasando mal. Y aun desde el mismo sector donde la estaban pasando mal, resurge desde el subsuelo de la Patria sublevado ese coraje y esa solidaridad, que se convierte en organización popular comunitaria, y que campea la situación de la mejor manera posible. Por supuesto que estuvieron las organizaciones que tienen una matriz nacional, las que tienen una terminal mucho mas organizada como movimientos populares; pero cuando lo cuente la historia tendrá que decir que hay una memoria histórica, un valor en las entrañas, en las tripas, en el corazón; en el amor de nuestro pueblo, que surge de la ceniza cada vez que pasa una situación como esta, y que la pandemia lo volvió a mostrar.
En cuanto al gobierno, por supuesto, ponderamos que hicieron lo que se tenía que hacer, que era ir hacia esta etapa de aislamiento; la compartimos, entendemos que era así. Y después hubo algunas políticas, pero son pocas, todavía faltan. Pero también se vienen de muy atrás: esta es una segunda pandemia, porque como bien se dice, venimos primero de la pandemia amarilla de 4 años de macrismo, que generó también las desigualdades más profundas, y que dejó una situación que cuando asumió este gobierno, a las pocas semanas se encontró con la pandemia. Por lo tanto, nosotros creemos que por supuesto este es un gobierno que conquistamos de haber echado al otro, de resistencia popular que generaron que Macri se fuera en 4 años, porque si hubiera sido por ellos, se quedaban 2 o 3 gestiones más, y que hubo un pueblo que salió a la calle desde el primer día; con matices, con diversidades, con diferentes sectores, el movimiento obrero organizado, los movimientos sociales, los movimientos culturales; todo el mundo salió a la calle uniéndose y organizándose, y este tipo se tuvo que ir.
Esta claro también que este gobierno entonces encara a 180 grados de aquel del macrismo que echamos. Pero hoy estamos frente a desigualdades, frente a un modelo capitalista, frente a un paradigma hegemónico a nivel mundial que no da más; no para de generar hambre, miseria, desigualdad e injusticias. Son necesarias medidas más profundas. Nosotros saludamos y celebramos la tendencia de las cosas que viene haciendo el gobierno, pero creemos que es un momento donde hay que ir más a fondo. Los poderosos tienen que abrir su corazón, no puede ser que un puñado de egoístas, mezquinos, que solamente les encanta el Dios Dinero no abran la mano en un momento de tanta necesidad mundial, regional y nacional. Pero el gobierno tiene que saber que cuenta con nosotros en la primera línea para enfrentar a ese poder fáctico que decide todos los días. No puede ser que todavía no hayan puesto un peso, no puede ser que todavía el esfuerzo lo tenga que hacer nuestro pueblo y un puñado de poderosos siga comiendo asado y pasando los fines de semana en clubes de campo, mientras que los nuestros en los barrios tienen la angustia de no saber cómo empezar al otro día.
FMR: ¿Qué es lo que hace falta para encaminarnos en esta senda?
LB: Creo que hay que ir a cambios estructurales; de estos sistemas, de estas democracias, que han generado un sistema para que nada cambie, estos modelos de gobierno y de partidos. Te diría que de estructuras político partidarias de régimen, independientemente del color que tengan, y más allá de algunos discursos, ya que si se quedan a mitad de camino con miradas posibilistas y si se quedan a mitad de camino con las transformaciones que tenemos que hacer, no vamos a pasar del poder constituido al poder constituyente. No hay manera de enfrentar al poder fáctico si no hay un pueblo alerta organizado y movilizado. No hay manera de convencer a un poder fáctico que no está dispuesto a abrir su corazón y que sigue solamente pensando en sí y para sí. Esto lo viene evidenciando cada vez que pasa algo. Cada vez que hablamos de la tierra: estigmatizan a los compañeros que hacen una toma, cuando lo que están haciendo es tapar el sol con las manos. Queremos discutir toda la tierra, no solamente Guernica, el Sur, o algunos lugares de Entre Ríos. Queremos discutir todo el país, queremos repartir la tierra. Se llame reforma agraria, se llame distribución de la riqueza, se llame como se llame, estos niveles de injusticia no se aguantan más.
FMR: Francisco siempre remarca que “este sistema no da más”, ¿qué otro tipo de sistema podemos construir y desde qué lugar?
LB: Hay que discutir un modelo productivo alternativo. Está claro que en este decir que este sistema no da mas, estamos hablando de un modelo productivo extractivista y depredador, que no solamente está poniendo en riesgo a la sociedad sino también al propio planeta. Francisco ha generado cantidades de reflexiones donde indica esto, y en donde estamos llamados a poder ir hacia un modelo productivo que nos permita vivir en armonía y que inclusive genera trabajo. Hablar de otro modelo productivo alternativo también genera trabajo, y esto también es cuestionar que no queremos más subsidios; las organizaciones sociales y los movimientos populares no queremos subsidios, queremos generar trabajo, y la economía popular es claramente también un modelo alternativo de trabajar, no es el “mientras tanto”. No es que nosotros mientras tanto hacemos algunas cositas hasta que podamos retornar nuevamente a determinados trabajos. Nosotros también entendemos a la economía popular como una economía alternativa, como otra manera de trabajar, como otra manera de relacionarnos también entre el productor y el que consume. Y justamente también en contra de esa lógica consumista, en que entrás al supermercado y tenés un bombardeo comunicacional para que agarres la gaseosa tradicional y para que agarres la comida típica. Tenemos que volver también a un elemento cultural para recuperar nuestras tradiciones de un buen comer. Los compañeros de Bolivia hablan de un buen vivir; claramente implica no eludir el tema de que hay que discutir el modelo productivo, y hay que ir hacia otro.