Elecciones en una Guatemala envuelta en una tormenta política
¡Hay que ir a buscar las ratas!”. El día esperado al fin llegó:Otto Pérez Molina renunció a la Presidencia de Guatemala y será imputado este jueves por corrupción. Paola Flores y María Aguilar se percatan de que entre el apuro y la emoción olvidaron al par de ratas hechas de alambre y papel de colores que han llevado consigo a las marchas convocadas en la capital para exigir la renuncia del presidente Pérez Molinay su antigua vicepresidenta, Roxana Baldetti, y el fin de la corrupción que carcome al país.
“No en todas, pero en la mayoría de las protestas llevábamos unas ratas con las caras de Baldetti y Pérez Molina y ahora toca quemarlas”, dice María que, junto a Paula, ha sido de las primeras en llegar a la Plaza Constitución, a las 3:30 de la madrugada de este jueves, para celebrar la meta cumplida.
Dos horas antes -a la 1:18- el vocero de la Presidencia anunció a los medios la renuncia de Otto Pérez Molina -exmilitar, de 64 años, electo en 2011. La noche del miércoles un juez había emitido una orden de arresto en su contra por su supuesta responsabilidad en la red de fraude aduanero conocida en Guatemala como La Línea.
Por este caso ya han ido a parar a la cárcel 26 funcionarios públicos; entre ellos, la exvicepresidenta, Roxana Baldetti, quien se vio forzada a dejar su cargo el 8 de mayo pasado.
“En todas las conferencias Pérez Molina había actuado de una manera tan prepotente, tan cínica, que nos imaginábamos que iba a estar preso y diciendo que no renunciaba”, dice María -historiadora, 28 años.
“Lo deseábamos con todo el corazón, pero no nos lo esperábamos”, añade Paola -socióloga, 24 años-, que estalla en una risa sonora cuando los periodistas que van llegando a la plaza le preguntan qué opina, qué se siente.