[FM Riachuelo, 19/06/2024] Este miércoles, en el Santuario de la Virgen de Caacupé de Ciudad Evita, el Equipo de Sacerdotes de Barrios Populares y Villas del País realizó una misa en reconocimiento a las mujeres que sostienen comedores populares en todas las barriadas del país. La misa fue presidida por Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, quien pidió la bendición para “esas mujeres que nos dan ese ejemplo extraordinario de entrega diaria y de confianza en la vida”.
Para las 11 de la mañana el santuario ya estaba completamente colmado. Las cocineras y cocineros ocupaban las primeras filas de asientos a la espera del comienzo de la misa, cada una con un cartel con el nombre del comedor o merendero en el que trabajan día a día para garantizar el alimento de barrios enteros. Mientras, afuera un grupo de compañeros preparaba el guiso para las más de mil personas presentes.
“Cuando pedimos por el pan de cada día pedimos por el pan nuestro, no decimos el pan mío. Le pedimos al padre nuestro el pan de todos, el pan es de todos”, dijo Monseñor Oscar Ojea, quien presidió esta misa realizada para poner en valor a quienes diariamente hacen el milagro de multiplicar la comida en un contexto de profunda crisis alimentaria.
Además, resaltó el rol fundamental que cumplen en el acompañamiento y el desarrollo de la comunidad: “Las mujeres que trabajan de esta manera en nuestros barrios con corazón de madre no solamente son madres de sus hijos, son madres de tantos chicos en el barrio, de los chicos y las chicas del pasillo. Se desviven para que la comida alcance o para que tenga la proteína suficiente, para que haya equilibrio en la alimentación de nuestros chicos, para que pueda tener el sabor y el gusto suficiente. Ahí hay todo un empeño y una delicadeza que es propia del corazón de la madre para saber cómo se vive mejor.”
En esa línea, también remarcó la importancia de estas trabajadoras frente al “flagelo de la droga”: “Estamos trabajando para no entregar nuestros barrios al narcotráfico, para no entregar nuestros barrios al enemigo, que se constituye en dueño de nuestras vidas, y que va formando un Estado dentro de otro Estado. Estamos a tiempo, hay tanto que hacer”.
En este sentido, planteó los desafíos que tenemos como sociedad ante esta situación: “La solidaridad tiene que ser cada vez más honda, el sentido de responsabilidad debe ser cada vez más grande. Tenemos que renovar esa conciencia fraterna que no se deja vencer por la desesperanza”.
“Le pedimos a la Madre que nos enseñe a atravesar este momento tan difícil y de tantas adversidades. Le pedimos que bendiga a esas mujeres que nos dan ese ejemplo extraordinario de entrega diaria y de confianza en la vida”, expresó al término de la misa.
Como cierre, los sacerdotes hicieron pasar a todas las cocineras al altar del santuario y las condecoraron con bandas al estilo presidencial con los colores de la bandera argentina y con la leyenda “Madre de la Patria”, como claro mensaje de defensa a las principales defensoras de los valores comunitarios en nuestra patria.